La Rodilla de Sandoval

25/05/2005 | Estuvimos en un recital con connotaciones anatÃ³micas, y no nos referimos a La Oreja de Van Gogh, sino mas bien a Santo Remedio, o a La Rodilla de Sandoval en este caso. Y el detalle viene a cuento, porque entre otras cosas, la operaciÃ³n que se realizara el cantante y guitarrista en Febrero ha determinado un impasse que tras la presentaciÃ³n del pasado 20 de Mayo, Santo Remedio, decidiÃ³ formalizar y extender durante los prÃ³ximos dos meses.

En lo musical la ya clÃ¡sica rabia de las canciones santoremedianas se sustentÃ³ en un particular sonido ochentoso. QuizÃ¡s el lugar, quizÃ¡s los equipos de sonido, quizÃ¡s parte de un plan, lo cierto es que las pequeÃ±as melodias de la guitarra de Daniel Sandoval flotaban sobre el colchÃ³n de pedales, el seco redoblante de HernÃ¡n Ramos ponderaba un feeling postpunk y las concisas y apretadas lÃneas de bajo de HernÃ¡n Flores parecian hacer dedo hasta un hipotÃ©tico espacio de comienzos de los ochenta.

Mientras la garganta de Daniel liberaba estrofas con angustia de postoperatorio a la vez que estrenaba un nuevo tono, todas las urgencias de nuestro ser y sociedad estuvieron ahi, entre el centenar de espectadores -algunos de ellos importados-, incitando a la reflexiÃ³n en un ambiente moderado.

Desde el puntapiÃ© inicial con Hermana Luna, pasando por Desaparecidos e Hiroshima, o la CanciÃ³n para Marquitos dedicada a alguien que posiblemente ya haya muerto "por sobredosis, por apremios ilegales o simplemente de hambre" o -Â¿el hit?- Cadenas con aquello de que "el nuevo orden, tambien impone, que se muera el pobre ya".

Los dos meses 'sabÃ¡ticos' ya comenzaron a correr, pero el particular gusto que generÃ³ esta despedida, dejÃ³ a las claras la puerta abierta.

Â© 2005 Wilbur Turbina para [ rock fueguino ]

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